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Dental Tribune Spanish Edition

DENTAL TRIBUNE Spain 8 Avances clínicos Preocupado por la rápida evolución de los procedimientos estéticos, Koirala, que tiene casi dos décadas de experien- cia en odontología estética, comenzó a cuestionar si el objetivo de muchas de las técnicas en uso era mejorar la salud o simplemente ofrecer al paciente una nueva imagen, independientemente de sus consecuencias a largo plazo. Poco a poco, la práctica y la investiga- ción llevaron a Koirala a desarrollar un protocolo clínico que subraya la im- portancia del diagnóstico precoz, la in- tervención temprana, la aplicación de técnicas mínimamente invasivas o el uso de materiales científicamente pro- bados, además de tener en cuenta las características psicológicas y étnicas del paciente. La propuesta de Koirala, que es fun- dador y presidente de la Academia de Odontología Cosmética de Nepal y de la Academia de Odontología Estética del Sureste Asiático, combina así ciencia y tecnología occidental, experiencia y sentido común, y elementos de la filo- sofía védica originaria de la India, cuya meta es alcanzar una armonía natural con el entorno. Un artículo de gran impacto El Dr. Koirala, en un artículo original titulado Minimally Invasive Cosmetic Dentistry: Concept and Treatment Proto- col1 , propuso en 2009 una guía práctica de técnicas mínimamente invasivas en odontología estética, disciplina más pre- ocupada por la apariencia de sus resul- tados que por la evidencia científica de muchos de los procedimientos que uti- liza, la preservación de piezas dentarias o su impacto en la salud del paciente a largo plazo. El artículo, publicado en la revista Cos- metic Dentistry y traducido a varios idiomas, atrajo la atención de muchos profesionales que buscaban un proto- colo clínico serio para procedimientos estéticos. El protocolo subraya algo que desgraciadamente no se respeta dema- siado: la necesidad de preservar la ma- yor cantidad posible del tejido natural. El desarrollo del protocolo de Odonto- logía Cosmética Mínimamente Inva- siva (MiCD) no fue fácil, ya que se trata de un enfoque integral que combina filosofía y ética, guías clínicas e inves- tigaciones avanzadas. Y, aunque suene complejo, ofrece ventajas tanto para el paciente como para el dentista, ya que establece un rigor clínico para todos los procedimientos y antepone la salud del paciente a sus deseos estéticos. Una de las disyuntivas de la odontología estética consiste precisamente en distin- guir entre lo que el paciente desea y lo que necesita. Koirala propone que antes deiniciarcualquiertratamientoelodon- tólogo se responda a este simple test: — ¿Cómo trataría al paciente si fuera mi familiar? — ¿Aplicaría el mismo tratamiento, in- dependientemente de quién sea el pa- ciente? — ¿Estoy satisfecho conmigo mismo y soy competente para tratar el caso? — ¿Está el paciente satisfecho con los costos Biológicos, Económicos y de Tiempo (BFT) que conlleva el trata- miento? Estas preguntas requieren seguir prin- cipios éticos. La primera plantea si un odontólogo estaría dispuesto a reali- zar el mismo tratamiento a, digamos, un familiar cercano que a un extraño dispuesto a pagar por el mismo. La segunda cuestiona el grado de satis- facción personal y profesional y, hasta cierto punto como consecuencia, su ca- pacidad técnica. Por su parte la tercera antepone la opinión del paciente, una vez que ha entendido lo que implica el tratamiento estético en tres ámbitos di- ferentes. ¿Qué es la belleza? La definición de la belleza difiere en cada la cultura, lo cual afecta también a los procedimientos estéticos. La es- tética contemporánea propone que el cánon de la belleza son dientes grandes y blancos y una sonrisa recta, pero esos parámetros no son válidos para todo el mundo. Koirala, originario de Nepal, ex- plicaque“alospacientesasiáticosnoles importa tener un poco de superposición dentaria, que ven como algo natural. Por lo tanto, no podemos utilizar la mis- ma fórmula genérica a nivel mundial”. El problema es que muchos técnicos dentales aplican normas estéticas oc- cidentales a pacientes no occidentales que tienen rasgos faciales diferentes. Diversos estudios han demostrado por ejemplo que la pulpa dental de los pa- cientes asiáticos es por lo general más amplia que la de los pacientes europeos o norteamericanos. El experto advierte que es necesario usarlaconcienciaalahoradeelegiruna técnica que sea adecuada, porque la tec- nología no siempre está orientada hacia la salud. Koirala piensa por ejemplo que la tecnología CAD/CAM es útil, pero que debe ser refinada como técnica res- tauradora. “El CAD/CAM actualmente requiere realizar extensiones para rea- lizar una inserción y lograr durabilidad y estética, por lo tanto, al utilizar esta tecnología estamos comprometiendo la salud”, afirma. Este es el contexto contra el que el Dr. Koirala se rebeló y que resultó en el pro- tocolo de MiCD, el cual resume como “una guía basada en evidencia científica y valores filosóficos, que toma en cuenta las características étnicas del paciente”. Koirala sugiere que el odontólogo escu- che y entienda los deseos personales y culturales del individuo, que se esfuerce en preservar la belleza en la tradición étnica del paciente, en lugar de seguir simplemente un patrón de belleza uni- versal. Por ejemplo, afirma que si bien es cier- to que hay personas que necesitan un blanqueamiento dental, “en la mayoría de los casos el color de los dientes tiene un equilibrio natural perfecto. Los ojos, los dientes y el tono de la piel deben estar en armonía. Si los dientes se ban- quean demasiado, el resultado es raro, antinatural.” Un cambio de actitud El protocolo de la MiCD no consiste en nuevas técnicas clínicas, sino en una nueva forma de aplicarlas, utilizando la conciencia, que beneficie al pacien- te y al dentista. De hecho, no rechaza ningún procedimiento, incluyendo la colocación de coronas o puentes, pero exige sopesar si las opciones invasivas pueden evitarse y utilizarlas siempre como último recurso. “No se trata de no extirpar tejidos, sino de extirpar lo mínimo posible”, explica Koirala, consciente de que su protocolo implica un cambio de actitud en el uso de técnicas clínicas, lo cual es a veces di- fícil de lograr debido a la educación de muchos odontólogos. En pocas palabras, lo único que un den- tista tiene que hacer para cumplir con el protocolo de MiCD es modificar sus prio- ridades,cambiarsumododepensaryse- guir las siguientes cinco reglas de oro: 1. Es mejor prevenir. Exploración tem- prana de enfermedades y defectos para reducir al mínimo posible el tratamien- to invasivo en el futuro. 2. Seguir “la rueda de la sonrisa”. Cua- tro principios para el diseño de la sonri- sa que adaptan el concepto hindú de la rueda de la vida a la odontología: respe- tar la salud, la función, la psicología y la estética del paciente. 3.Nohacerdaño.Utilizarprocedimien- tos clínicos que potencien al máximo la conservación del tejido sano. 4. Odontología basada en la eviden- cia. Seleccionar técnicas, materiales y equipo respaldados por la evidencia científica más actual. 5. Mantenimiento regular. Centrarse más en el mantenimiento regular, la restauración oportuna y en realizar eva- luaciones rigurosas, conceptos que de- ben ser entendidos por el paciente. Así, se trata de pautas sencillas, adapta- bles y dinámicas, porque la ciencia evo- luciona constantemente. La nueva estética integral Un protocolo mínimamente invasivo ofrece ventajas para el paciente y el dentista La Rueda del Vida tibetana, símbolo de la filosofía budista (arriba), es el con- cepto en el que el Dr. Koirala ha basado su Rueda de la Sonrisa (página 4), que se guía también por cuatro principios básicos: respetar la salud, la función, la psicología y la estética del paciente. E l Dr. Sushil Koirala afirma que la tecnolo- gía debe servir para mejorar la salud, nunca para comprometerla, razón por la que este reconocidoexpertoenodontologíaestéticadecidió crear guías de tratamiento para su especialidad. El resultado es el primer protocolo de tratamien- to mínimamente invasivo en odontología estética que tiene rigor científico y, probablemente lo que es más importante, que toma en consideración las necesidades reales de salud del paciente. Por Javier Martínez de Pisón